miércoles, 22 de julio de 2009

Se celebró el festival aéreo, con la playa de Samil a tope


El tiempo no falló -factor primordial para una exhibición aérea-, el domingo pasado fue el mejor día de sol y playa de todo del mes de julio.


El marco, incomparable, la ría de Vigo, la playa de Samil con las islas Cíes y la península de O Morrazo, de telón de fondo. Espectadores privilegiados, los de los barcos que jalonaban toda la ría; e inmerecidamente, los habitantes del “edificio de apartamentos” de la isla de Toralla -mamotreto arquitectónico, que tiene una deuda histórica con uno de los paisajes mas hermosos de Galicia- que desgraciadamente permanece en pié, rompiendo con su feísmo los hermosos atardeceres de la ría.

La organización del festival bien, únicamente un pero, demorar la última actuación, la patrulla Águila para la tres de la tarde, supuso que muchos empezáramos a comer pasadas las cinco.

Capítulo a parte fue el llegar a la playa de Samil, una odisea, y para los que no lo hicieron en “el popular”, el aparcamiento estaba imposible, -otra deuda histórica de los políticos con los vigueses, dotar de aparcamientos suficientes esta playa, un gran espacio se nos fue por la feliz idea de un “príncipe de las palabras” que se le ocurrió llevar un museo a la playa; ahora el alcalde que nos toca, dice que tal idea no fue tan feliz, vivir para ver, y otro suma y sigue en los pesares de los vigueses.

Solo unas cifras a manera de ejemplo, estuvieron estacionados más de cuatrocientos autobuses; y más de trescientas cincuenta mil personas fuimos los que observamos el festival en la playa -incluidos los amigos de lo ajeno, sobre todos descuideros, que hicieron su agosto adelantado-. Figuraros soportar toda eso, una infraestructura vial y de aparcamientos, que en condiciones de un fin de semana normal, se convierte ya, en un fuerte dolor de cabeza.

La exhibición aérea, hubo de todo, desde el visto y no visto de un avión de la US Air Force, el Gate C-21ª Learjet, que se dejó ver solamente un suspiro -no llegó a un minuto-; pasando por el feo y aparatoso bombardero Boing B-52 -la sorpresa de esta edición-; el potente y eficiente Harrier, en este caso un McDonnell Douglas, perteneciente a la Armada Española; los portugueses muy bien representados por una flotilla de helicópteros y dos cazas. De lo más preciso y fotografiados, estuvieron los paracas de la PAPEA, cuyos jóvenes y aguerridos componentes aterrizaron, todos, en el punto señalado de la playa; ya en tierra fueron captados por miles de cámaras, de los móviles de las bañistas, y demás fotógrafos.



Muy bien los cuatro aviones italianos.

Platos fuertes –siempre barriendo pa casa-, las actuaciones del campeón Ramón Alonso, y la patrulla Águila -a ellos corresponde la primera foto de esta entrada-, la cual ya suma ocho visitas a este festival. Está visto que las grandes presiones que soportan, positivas y negativas -posición normal y panza arriba-, en esas aceleraciones vertiginosas no afecta a los cerebros de esos “Maravillosos Piraos”.

Ahí os dejo un álbum, En el enlace: “Colgao en Picasa”, con las fotos que saqué ese día.

As fotos, non son moi feitiñas, mais pra min, galo bello -non mo lean como “gallo bonito” sinon como home de idade, e que loita na galia- teñen toda sua fresca intención, e nótanse ben as limitacions da miña cámara.


Saludos cordiales,

Obelix

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