martes, 9 de febrero de 2010

No juguemos con nuestra democracia

No juguemos con nuestra, bien ganada, democracia.


Hay dos causas abiertas por prevaricación, en el Tribunal Supremo, al juez Sr. Garzón.


De lo que estoy viendo y leyendo, sobre el caso, me surgen estas dudas y preguntas:


¿Por qué se echan un pulso el Ministerio Fiscal y el Consejo General del Poder Judicial?


¿Hasta que punto un gobierno y oposición pueden interferir, manipular o “mangonear” al Ministerio Público y al Alto Tribunal?


¿En donde está el equilibrio de la justicia? ¿Y en donde la imparcialidad del Poder Judicial?


¿Están los jueces por encima del bien y del mal?


Soy uno más, de los muchos que opinamos, que en España el Poder Político, a nivel general, está muy devaluado; poniendo en juego, incluso, nuestro prestigio internacional.


¿Y si ahora hiciera aguas el Poder Judicial?


Hecha la consulta al oráculo de la meiga Totó, sentenció:


Fallaría nuestro sistema democrático y se pondría en crisis nuestro Estado de Derecho.


Conseguiríamos el aislamiento de las demás naciones, convirtiéndonos en el primer “Reino Bananero” de Europa.


¿Entonces que nos queda?


El deber de trabajar por nuestra Democracia.


Exijamos como ciudadanos, democráticos, que la dignidad política vuelva a nuestros dirigentes, y que ni ellos, ni los medios de comunicación, ni nadie, interfiera en el equilibrio del fiel de la balanza de nuestra justicia, erradicando, o suprimiendo de raíz, lo que o quienes intenten romper dicho equilibrio.


Lo dice Obelix, ciudadano español, sin ningún ánimo de lucro.

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