lunes, 10 de mayo de 2010

Nota abierta al señor Montilla.

Vuelve a surgir, en el candelero político, el presidente de la generalitat respecto a su "diversidad" idiomática; sacando, de nuevo, los colegios de algunos de sus hijos.

Hace unos meses, pasé al foro de un periódico una nota abierta al señor presidente de dicha comunidad, la cual reproduzco, pues sigue siendo mi opinión al respecto:


Señor Montilla, el problema no es lo que estudian sus hijos, eso no nos preocupa a la mayoría de españoles; como si estudian el arameo.

Su formación o deformación será un problema que no trascenderá más allá del ámbito familiar. Como le oí decir, hace muchos años, aproximadamente cuarenta, a un humorista, para muchos filósofo catalán, el señor Perich, en una disertación, en un ambiente universitario “pogre” de aquel entonces, sobre la cultura y los tebeos. El decía, o defendía, que su formación se la debía a esos últimos, los tebeos, y su deformación a un colegio de religiosos.

No le pregunte Ud. al señor Rajoy, si tiene problemas. Tanto él, como usted, sabemos que no los tienen -aunque ambos sin seguir las ideas del Perich, ya que parece ser, el bachiller, de aquel entonces, lo realizaron ustedes en colegio de religiosos, lo puedo afirmar del señor Rajoy, que consta entre los alumnos aventajados del colegio de los Jesuitas de Vigo-. Como digo, los problemas los tienen los más de 4 M. de parados, y los millones de mileuristas, y sus hijos. Ustedes, eligen los colegios de los suyos a la “carta”; permitiéndose la desfachatez de gastar en ese capítulo, lo que millones de familias tienen para todos los capítulos de su economía, y sus miembros comen si pueden, claro, a la carta más alta.

Puede replicar, como suelen hacer los políticos., con el consabido: “…y tú, más”; y tiene toda la razón, en donde usted gasta mil euros, en el Colegio Alemán al que asisten dos, de sus cinco hijos; su colega, el señor Blanco, gasta para los suyos 2500, en este caso, por el Colegio Inglés. Ese dinero, supone el equivalente al salario medio en España.

Ese es el verdadero problema. Ustedes son el problema.

El cinismo, de ciertos políticos españoles, está llegando a cotas insoportables, para el ciudadano de a pié.

Obélix

viernes, 7 de mayo de 2010

Y si no estás de acuerdo, indecente.

Anda por la red:

Ha dicho la Vicepresidenta del gobierno que es indecente que mientras la inflación es -1%, y tengamos más de 4.000.000 de parados, haya gente que no este de acuerdo en alargar la jubilación a los 70 años.

Me gustaría transmitirles a esta señora Vicepresidenta y a todos los políticos lo que yo considero indecente.

INDECENTE, es que el salario mínimo de un trabajador sea de 624 €/mes y el de un diputado de 3.996, pudiendo llegar, con dietas y otras prebendas, a 6.500 €/mes.

INDECENTE, es que un profesor, un maestro, un catedrático de universidad o un cirujano de la sanidad pública, ganen menos que el concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera.

INDECENTE, es que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca (siempre por unanimidad, por supuesto, y al inicio de la legislatura).

INDECENTE, es comparar la jubilación de un diputado con la de una viuda.

INDECENTE, es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con siete, y que los miembros del gobierno, para cobrar la pensión máxima, sólo necesiten jurar el cargo.

INDECENTE, es que los diputados sean los únicos trabajadores (¿?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF.

INDECENTE, es colocar en la administración a miles de asesores (léase amigotes con sueldo) que ya desearían los técnicos más cualificados.

INDECENTE, es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos, aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.

INDECENTE, es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).

INDECENTE, es el coste que representa para los ciudadanos sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de crédito por doquier.

INDECENTE, es que sus señorías tengan seis meses de vacaciones al año.

INDECENTE, es que sus señorías, cuando cesan en el cargo, tengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses.

INDECENTE, es que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público.

INDECENTE, es que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios sólo representan un coste para el bolsillo de los ciudadanos.


INDECENTE, es que hablen de prolongar la edad de jubilación cuando acortarla daría puestos de trabajo a los jóvenes que ven marchitada la flor de su vida en las colas del INEM.

INDECENTE, es que nos oculten sus privilegios mientras vuelven a la sociedad contra quienes de verdad les sirven.
¿Y mientras, hablan de política social y derechos sociales?

¡¡QUÉ INDECENTE!!

Hasta aquí lo que anda por la red.

Posiblemente esta cadena que se difunde por Internet, sea uno más de esos “dicen que dijo…” –incluso algunos atribuidos, sin serlo, al señor Pérez Reverte-

Y aún no siendo del gusto de tales dimes y diretes, lo que si tengo claro, desde hace tiempo, es de quienes son los indecentes.

Desgraciadamente para los griegos, el convencimiento de que la gran deuda (generada por despilfarros, sin tener el control debido de sus gestores), no la podrían abordar con sus propios ingresos, les llegó tarde. Ahora la evidencia está ahí en forma de subidas de impuestos y rebajas de salarios, lo cual hará sumir más en la pobreza, si cabe, a los de siempre.

No se puede creer en los verdaderos indecentes, que son los que ocultaron y falsearon la crisis para defender sus intereses partidistas.

Cuando lo hicieron y hacen, con un único afán e intención: Permanecer, el mayor tiempo posible, en donde “se ordeñan las ubres”, para ser ellos quienes reparten la “leche”.

Mientras millones de “segregados” -de la población activa- permanecen ¡¡¡mudos y sin leche!!!

“Los bien pagaos”, a esos que la Agencia Tributaria no manda borrador de la declaración, pues sus ingresos son un misterio y declaran lo que quieren; esos es lógico que permanezcan callados –tienen sus despensas llenas. Los borradores solo funcionan para los pocos, y cada vez menos, asalariados; que son los ordeñados del sistema-.

UNA PREGUNTA: En España quiénes se pueden permitir el “lujo” de despilfarrar.

Y UN REFRÁN: "EL QUE NO LLORA, NO MAMA".

Y NO SIRVE LLORAR, A DESTIEMPO, CUANDO LAS TETAS NO DAN MÁS LECHE.